Tía

Mi tía especula sobre mí, con generalidades lleva información a esa rama de la familia amante de los bizcochos, el cafecito después de dejar a los plebes en la escuela.
Palabras de la tía. 
«Esa hija de la mala vida tiene tatuado el llanto y tiene pasos seguros en infiernos tentativos.»
«Esa hija del silencio no será el destino de un buen muchacho sino de un pendenciero
 «Ya se le ve lo corriente, lo raterilla, va a acabar en el prostíbulo de Malucha, personaje entrañable que vende limpias y sirve en el altar la misma semana, la has de recordar si eres de Parral. Si por suerte no está destinada al fracaso, se verá en dos años como si tuviera treinta ». 
 
 «Pero tía no cree que deberíamos ser lenguas aliadas nosotros que somos su familia», dijo mi primo el que quiere conmigo. 
«Pues no me gusta denigrar a nadie pero repruebo su moral», dijo mi tía que no sabe nada de identidad. No tiene que tolerar, no tiene que compadecer, al menos no siento que me debe nada. 
Es probable que yo sea más inteligente que ella solo por estar en una generación con el privilegio de la tecnología, y los torrentes de información a que tengo acceso, es seguro que yo tengo un aire rebelde porque si no me gusta el abuso lo digo, porque si no me intimida su discurso mamón también lo digo, empiezo a vivir tengo más malicia que la infeliz que aguanto un borracho maltratador toda la vida, yo prefiero esta otra cara de la mujer satanizada, la que puede elegir. 
«Pobre madre» dice mi tía, de la madre mía. «Pobre muchachita» escupe con desprecio, gira en mi cabeza la misma sensación que me hizo guardar el revolver bajo la almohada.

a Ícaro

Siento un hueco en el estómago, porque la decisión de conducir al otro lado fue precipitada, envié mensaje a mi padre para avisarle porque es el único que contesta su móvil, entre las cosas que nunca he hecho esta cruzar la frontera y llevarme bien con mi mamá. 
Visitarte es cuestión de suerte y soledad mi querido Ícaro, las pocas veces que bajes a la tierra voy a ir a tu casa, vamos a conversar de cielos, tangos y arte ruso. Ya sabes que lo único despreciable por allá es la moral de Karenina porque los pintores, escultores, dramaturgos y cocineros son esplendidos.
Prefiero manejar de dia, no me gusta hacerlo a ninguna hora, a Franco Escamilla le diría que aunque el auto tenga aire acondicionado y asientos de piel (que no los tiene, sino unos de tela parda y con manchas de grasa y humedad) no me gusta manejar porque a mi me gusta observar las calles, los callejones, las casas, los cambios que hacen en las casas, las mecedoras sin vaiven de las dos de la tarde, las vecinas chismosas de las siete y media, la gente que va en bicicleta por el pan, me gusta ver la prisa en los ojos de los obreros a las cinco de la tarde cuando van a llegar por su caguama al expendio, me encanta leer todos los carteles. cuando uno va pendiente de los agujeros en el asfalto muchas risas se escabullen, muchos gritos los toma uno personales...... cuando voy a mi pueblo nunca manejo solo guío al que conduce que a la barbacoa, que a la Gota de Miel, que al templo ese de la calle del Rayo que me encanta, que a la Ribera donde un patán me queria robar un beso hace mucho tiempo, que a la carretera, que al tianguis, que a la independencia a comer tacos, ver esos viejos en las plazas y esos niños con pantalones cortos y playeras colos neón, eso sí me gusta.